The Riven 17/03/23 (ZZ Pub) Málaga.

Ahora vayamos a un escalón más abajo, al que yo denominaría auténtico rock underground. En este punto nos encontramos con conciertos en sitios muy pequeños, lugares como pubs, bares o asociaciones. Todos estos lugares tienen una magia muy especial tanto para las bandas como para el público, son lugares, muy reducidos, donde el trato entre músicos y público son prácticamente de camadería. Ese ambiente previo al concierto, donde los músicos se mezclan entre el público, o el posterior, donde suelen acceden gustosamente a hablar sobre su último álbum, a hacerse fotos con el público o a charlar sobre sus vivencias en la carretera, eso no tiene precio.

Normalmente, cuando vas a ver a una banda en lugares de este tipo, sabes que el directo va a ser bastante diferente a lo que te vas a encontrar en el disco. Hay casos donde en los directos ganan, y en otros casos, pierden. Por suerte para mí, la mayoría de las veces han ganado. Y en el caso de hoy, también. Pero, ¿qué ocurre cuando los músicos tienen que lidiar con problemas que ensombrecen su trabajo porque el sitio en el que tocan no acompaña?

El problema viene, cuando tienen que tocar en lugares que no son acordes para que puedan desempeñar su trabajo de forma decente. Y valga la reiteración, lugares donde no hay un escenario, la visibilidad es parcial o donde practicamente no hay un sistema de sonido que cumpla con el rider técnico de la banda. Estos emplazamientos deberían replantearse el poder ofrecer música en directo, sobre todo por el respeto hacia unas bandas que han hecho muchos kilómetros para poder ofrecer a sus fans un buen concierto, y máxime, que estos se lleven un buen sabor de boca, y no una decepción por causas ajenas a la banda. También hay maravillosos sitios pequeños donde todo sale redondo, pero también hay que hablar de lo malo. Para eso estamos aquí, y por eso somos un medio independiente. 

Este pasado viernes, día de San Patricio, llegaban los suecos The Riven a Málaga en su esperada vuelta a España presentando su nuevo álbum “Peace And Conflict”. Volante en mano nos fuimos hasta el centro de Málaga para una ardua, o imposible misión de buscar aparcamiento en pleno Festival de Cine de Málaga. Una vez conseguido aparcar el coche, fuimos hasta el ZZ Pub, no sin antes pasar a tomar algo por el mítico Lemmy. Tras unos pequeños problemas en la puerta que se solventaron sin más, procedimos a ver a The Riven que estaban a punto de empezar. Arnau a la guitarra, un catalán afincado en Suecia, gentil y cercano, cumplía ese día cumpleaños junto a Elias, el batería. Así que la fiesta, se convirtió en doble fiesta.

En un espacio ínfimo, donde apenas cabían la banda y su backline, a las 23:35 horas, la típica estampa de tranquilidad que suelen mostrar los suecos antes de sus conciertos, se convertía en un auténtico huracán de rock ‘n’ roll comenzando con el tema “On Time” que abre su segundo álbum “Peace and Conflict”. Se notaba en los primeros temas, que los poco allí asistentes éramos seguidores de la banda. La energía de Totta a la voz, con sus incesantes y serpeantes movimientos, las crujientes válvulas del Orange de Arnau vomitaban electricidad a través de las notas de su preciosa Gibson Explorer. Una electricidad en comunión con Joakim, el otro guitarrista que, desde mi posición, estaba practicamente de adorno durante el primer pase (sí, he dicho pase), ya que no se le oía. Tras “On Time”, la banda recuperó ese aire de blues rock de antaño con temas del primer álbum como “Shadow Man”, “The Serpent” o “Edge Of Time” para posteriormente volver a su álbum “Peace and conflict” con “On Top Of Evil”, un auténtico temazo de cinco minutos donde la sombra de Black Sabbath por suerte, sigue siendo muy alargada hoy día en este tipo de bandas, y que para mi gusto fue el clímax de una noche que empezó torcida y que fue enderezándose poco a poco.

A “On Top Of Evil” le seguirían temas como “Fly Free” y “Peace And Conflict” que da nombre al álbum. Temas nuevos donde los dobles solos de guitarra y “duelos” de guitarra a lo Thin Lizzy, quedaban en la imaginación de uno al ver solamente los dedos de Joakim tocar, pero sin llegar a mis oidos. (una pena). Aun así, la pegada de Elias a la batería con su sonrisa eterna y Max (al que apodaron el guapo, según lo que mis oidos pudieron captar) al bajo, delante de su imponente equipo Orange, impregnaban una base rítmica con un groove, que hacían temblar las dos enormes columnas que nos impedían disfrutar de pleno a la banda.

La sorpresa llegó con “Dolores se llamaba Lola” versión de Los Suaves cantada por Arnau y donde la gente del lugar conociendo el tema se vino arriba. Y ahí acabó la primera parte. Sí, la banda tuvo que parar y hacer el concierto en dos sesiones para que la gente fuese a recargar electrolitos a la barra. Ya os podéis imaginar la cara de poker de los asistentes que fuimos expresamente allí para ver a The Riven, pero bueno, ya lo dice el dicho Cada uno en su casa y Dios en la de todos.

Tras el parón, la cosa no empezó mejor, al contrario, la banda tenía el visto bueno para empezar, pero aún no habían cortado la música ambiente, y para más inri el micro de Totta no funcionaba. No sé si es que nadie se daba cuenta del problema, pasaban del tema, o no sé lo que pasaba, pero hasta que arreglaron el problema la banda tuvo que cortar hasta que al final se pudo solucionar.

Los suecos comenzarían con “The Taker” también de “Peace and conflict”, en ese momento el local estaba a rebosar de gente, y la banda iba alternando temas de su álbum “Peace and conflict” con temas de su disco homónimo, para pasar posteriormente a tocar “Moving on” de su EP “Windbreaker/Moving on” de 2020. No recuerdo el momento exacto, pero celebramos el cumpleaños de Arnau y Elias cantándoles allí el “Happy Birthday”.

Para terminar la noche, eligieron un par de covers donde Elias se dejó la voz en “Pirate Love” de The Heartbreakers, ya que el pobre, por mucho que cantaba al micro en la batería, no se le escuchaba nada. Y posteriormente, Arnau nos presentaba a “Waiting For An Alibi” de Thin Lizzy para conmemorar el día de San Patricio, y que acabó en una “Peach Jam” donde la banda se despediría de un lugar abarrotado mientras los allí presentes, pedíamos más y más temas.

Sin lugar a dudas, me quedo con las ganas de volver a ver a la banda como se merecen, y disfrutar de esa combinación perfecta de hard rock, retro rock e incluso de NWOBHM. Grandes músicos, y grandes personas, que no dudaron en charlar, hacerse fotos o firmar el merchan con cualquier persona que se les acercara. The Riven con tan solo dos álbumes tienen todos los ingredientes para ser una banda muy grande.

Setlist cortesía de mi gran amigo y melómano KalimotxoRefTxa