"BE" es un trabajo muy ambicioso, y es el paso lógico en una carrera ascendente tanto en la calidad como en lo experimental. Pero para mi aquí comienza el declive, y lo explico: si bien es cierto que el disco, como concepto, es tremendo, tiene sus luces y sombras. Es el primer disco que siento no está equilibrado, si bien el orden de las canciones e interludios se suceden por razones temáticas de las letras, la música a veces no fluye como en los anteriores trabajos.

Y, aunque tiene algunas de las mejores canciones del grupo como la enorme "Iter Impius", tiene momentos que me sacan totalmente del ambiente espiritual, como "Dea Pecuniae", que entiendo como una broma, pero que no llego a situar para nada musicalmente en el contexto. Tenemos aquí el primer disco irregular del grupo, y justo después ocurre la primera partida: Kristoffer Gildenlöw abandona la banda. A partir de aquí empiezan a ocurrir ciertos sucesos que me hacen pensar mucho sobre lo que ocurre dentro.

 

Después del experimento, Pain of Salvation vuelven al sonido de los anteriores discos con Scarsick, dando mucho protagonismo a las guitarras, voces desgarradas y a veces recitadas... hay que decir que esta es la segunda parte de su tercer disco The Perfect Element. 

El trabajo empieza bien, con la homónina, y nos da una canción tremenda en la segunda pista, "Spitfall", puro sonido marca de la casa. Pero tiene dos canciones que musicalmente se salen del resto: "América" y "Disco Queen". Como ocurría en el anterior trabajo esta vez son dos las canciones que tienen cierto aire cómico, cosa que sorprende viniendo de un grupo de música tan seria y "trágica". El porqué incluirlas, creo que son cosa del que está a punto de ser el líder absoluto, Daniel Gildenlöw.

A partir de la enorme "Kingdom of Loss" el disco se recupera y acaba muy bien con "Enter Rain". Pero deja un sabor agridulce, ya que aquellas dos canciones cómicas restan seriedad al conjunto. Además, se empieza a notar cierta sensación de simpleza en la música. Muchos de los recursos musicales de los que hablaba al principio no están o son usados muy poco, y las estructuras empiezan a ser más simples, no siempre, pero las canciones comienzan a ser más predecibles, y hay más repeticiones de las mismas partes. Todo esto no es necesariamente malo, siempre y cuando no se lleve al extremo, cosa que si ocurrirá más adelante.

Hay que mencionar que el batería Johan Langell también abandona el grupo después de este disco. Segunda baja importante. Resumiendo, un buen disco que podría haber sido más grande, un líder cada vez mas absolutista (leed los créditos de las canciones) y una tendencia a alejarse de la complejidad compositiva de los primeros trabajos. Y para entender aun mejor lo que ocurre en el grupo en esta época, si podéis echadle un vistazo al documental "I Put Myself On Fire", que sigue las andanzas del grupo en esta época.  

 

En 2010 y 2011 ven la luz los discos "Road Salt" parte 1 y 2, discos gemelos que, según Daniel Gildenlöw, son el mismo concepto partido en dos. La banda cambia su sonido metálico por otro más retro, crudo y se acerca por momentos al rock clásico de los 60s y 70s.

La formación, por cierto, continua como cuarteto con su nuevo baterista Léo Margarit, que, todo sea dicho, hace un gran trabajo. En general ambos discos me gustan bastante, aunque prefiero el segundo ya que el primero me parece bastante irregular, y en el segundo reconozco más al grupo, sonando refrescados por el cambio de estilo pero manteniendo casi siempre su personalidad. Lo único que no me gusta son esos momentos que suenan a western. 

Cuando la banda se centra en hacer canciones de rock o baladas, medios tiempos, folk... aciertan y tienen muchos buenos momentos, alejados del drama y del metal, pero como digo manteniendo su personalidad. A mi parecer, creo que hubieran ganado mucho si hubieran seleccionado el material para un solo disco, pero eso ya es cosa mía. Como sea, vemos muchos recursos musicales interesantes, buenos solos de guitarra, juego entre las voces, mezcla de estilos, ritmos irregulares, y más elementos típicos del grupo pero en otro contexto más rockero y con ese aire retro, además de cierta simplificación de las canciones y los riffs, aunque no excesiva. Las estructuras varias desde lo más simple, como el tema título, hasta desarrollos intrumentales muy interesantes como "Eleven", o la magnífica "The Physics of Gridlock". 

Resumiendo, una pareja de discos en la que, a mi parecer, sobran canciones, pero con muchos aciertos, que sirve para renovar el estilo y demostrar que la banda podía seguir haciendo cosas muy interesantes, e incluso canciones tan geniales como las de sus mejores tiempos.

En el lado negativo, Johan Hallgren (guitarra) y Fredrik Hermansson (teclados) abandonan el grupo, evidenciando que la crisis interna era algo muy serio. A partir de aquí, creo, el grupo realmente desaparece para convertirse en Daniel acompañado de músicos.

 

El siguiente paso discográfico es "In The Passing Light Of Day", el primero y único con Ragnar Zolberg a las guitarras y voces. Esta es una época convulsa, había mucha tensión en el seno de la banda, sobre todo entre Ragnar y Daniel. Como se ve en los créditos del disco, el ahora ex-guitarrista contribuyó en la totalidad de las canciones, e incluso en alguna letra. Al parecer el mismo Daniel le pidió que le ayudara en las tareas de composición.

Y esto nos lleva a la música. ¿Qué encontramos en el disco? Pues en general hay buen material, buenas ideas y algunas grandes canciones. ¿Lo malo?. Se evidencian las faltas que vienen de lejos: excesiva simpleza, estructuras predecibles, falta de recursos musicales, armonía demasiado evidente (los acordes I-VI del modo menor son contantes en todo el disco), apenas hay solos de guitarra, solo hay conexión temática entre dos canciones... que todo esto no es malo, ojo, pero no es lo que hizo grandes a los discos anteriores de la banda. Nos encontramos muy buenas ideas bien desarrolladas (Angels of Broken Things), canciones con la atmósfera de antaño (Meaningless), y buenas ideas que se quedan en eso, solo ideas. 

Suelto la bomba: la suite que cierra el disco, "The Passing Light of Day", me parece una oportunidad desaprovechada. Tal cual. Para empezar, no es necesario repetir CINCO veces el estribillo sin apenas variación. No hace falta repetir las mismas partes una y otra vez. No hay grandes contrastes, no hay solos, no hay juego entre las voces, ni de dinámicas, ni de armonía... el comienzo es precioso, no lo niego, y Daniel canta genial, la guitarra es perfecta... pero ahí se queda, la canción podría haber sido una obra maestra pero es la confirmación de que Daniel, para ser genial, necesita a sus antiguos compañeros componiendo con él, y necesita dejar el ego a parte. Debe dejar espacio a los músicos, a las guitarras, a lo teclados. Ahora él es el centro de todo y la música se resiente mucho. 

Resumiendo, un disco bueno, con grandes momentos, pero no es un retorno a las raíces ni nada por el estilo. Es un disco disfrutable y poco más. Lo peor es que Panther va a confirmar todo esto.

 

Voy a empezar fuerte: en mi opinión, "Panther" es el PEOR disco de PoS. Basicamente tiene todas las faltas que su anterior disco y añade más: estructuras predecibles, un guitarrista enorme (Johan Hallgren) totalmente desperdiciado, un sonido demasiado sucio y poco definido, y encontramos experimentos que, a mi juicio, no funcionan para nada. Pero, aunque no lo parezca por mis palabras, Panther no es tan malo como lo pintan y no creo que sea el desastre absoluto que muchos dicen. Me explico.

 

Creo que la elección de los adelantos ha sido totalmente errónea, porque me parecen las peores canciones del disco. Hay momentos muy dignos y disfrutables, como "Unfuture", la grandísima "Wait", "Keen to a Fault" o la última pista, "Icon", aunque de nuevo creo que le sobran minutos. Hay momentos horribles, como "Restless Boy", el exceso de sintetizadores que parecen sacados de finales de los 90´s, por supuesto, pero aun así hay canciones rescatables. Tal vez no lleguen a la genialidad de los primeros discos, pero no es tan malo como lo pintan. 

El gran fallo, a mi parecer, sigue siendo el exceso de protagonismo de Daniel. Acapara tanto que ya no suena a grupo, me suena a proyecto en solitario. Han perdido esa magia que tenían cuando todos aportaban algo, por poco que fuera. La pérdida mayor es, creo, Fredrik Hermansson. Además de haber compuesto grandísimas canciones (Iter Impius, por ejemplo), aportaba mucho con sus líneas de piano y sintetizadores, cosa que a día de hoy no tienen. Y creo que servía de equilibrio al exceso de Daniel. Veremos hacia donde nos llevan sus siguientes discos, si la polémica levantada por Panther hará que Daniel se reafirme en su visión de la banda o que. Como sea, seguiremos escuchando y esperando.

 

Así finaliza mi reflexión personal sobre PoS. Como dije al principio, todo esto es percepción mía, basada en mis gustos y opinión, que nadie se sienta ofendido, pero estaré encantado de leer las vuestras reflexiones

 

Texto: Raúl Lupiáñez de SomeWhereOut.

 

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